Poco a poco te fui conociendo, primero a través de las imágenes de internet que provocaban mayor placer, luego tuve la dicha de verte en sueños, aunque no siempre eras la misma, habían rasgos comunes entre todas las visiones que me guiaban a una especie de prototipo o persona ideal que compartía mis fantasías y las hacía suyas.
Con el paso del tiempo creí conocerte en persona, me pediste varias veces que te castigara, nalgueara, reprochara y disciplinara, de verdad disfrutaba nuestras sesiones que siempre terminaban con mucho erotismo y amor. Sentía que ya no debía buscarte nunca más, pero te fuiste un día cualquiera, tu vida tomaba otra rumbo y debíamos separarnos. La primera vez fue terrible, pensé que no existía nadie más que tú en este mundo. Así como tú vinieron otras, cada una renovó la esperanza, pero no era el spank lo que llenaba mi vida, era sólo un pilar importante de ella. No podría construir una relación sin spank, pero tampoco podría vivir de él. Siempre he aprendido de las experiencias, he descubierto cosas nuevas y personas maravillosas. No hay nada como compartir el secreto de ser spank encubiertos. Una vez que el secreto es revelado ya no somos los mismos. Nadie lo dice, sólo se da en un momento.
Esa noche era especial, lo supe por como vestías. Medias tipo calzas que fantaseaba que fueran ligas, vestido ajustado sobre la rodilla, y sostén que parecía push-up. Eras una completa provocadora, algo querías conseguir y tenía que descubrir que era antes de que me hicieras tu presa y lograras algo que de otra forma parecería imposible. Nos juntamos para cenar, pasé a buscarte a tu departamento, y charlamos un buen rato hasta la cena, un par de copas, aperitivo, bajativo y ya queríamos algo más de alcohol. Fuimos en busca de él y seguimos rumbo a mi lugar, a pesar de no ser una ocasión de celebración clásica como cumpleaños, aniversario, santo, etc. Decidimos sorprendernos el mismo día sin saberlo. Al llegar a mi departamento, encontraste un lugar decorado con muchas velas, pétalos y música. Era un lugar ideal para que cumplieras alguna de las fantasías que habríamos conversado en más de alguna oportunidad.
Ese papel de provocadora dominante me enloquecía, por un lado porque me
descolocaba que tomaras rápidamente el control de todo y por otro porque
tocabas uno de mis puntos más débiles. Hasta antes de que te dieras cuenta de
mi sorpresa, ya tenías la batalla de esa noche ganada. No había sido capaz de
descubrir que querías durante la cena y tus constantes insinuaciones,
propuestas y provocaciones me tenían completamente enloquecido, pero el
panorama mejoraba para mí luego de llegar a la casa, tu sorpresa fue grande, no
te explicabas en que momento había sucedido todo eso, parecía como si nos
hubiésemos puesto de acuerdo. Aproveche mi oportunidad para tomar las riendas
de la situación y te propuse un trago, mientras te sacabas tu chaqueta levanté
ligeramente tu vestido, sabía que eso te enloquecía, y te di una ligera nalgada
seguida inmediatamente de un apretón fuerte pero cariñoso. Pregunté
directamente que querías, flaqueaste, dudaste e insinuaste, pero volviste al
contra ataque. Te acercaste a mi oreja, hiciste contacto con tu lengua y al
mismo tiempo me acariciaste donde sólo tú podrías hacerlo en un momento como
ese.
Ahora el que cedía era
yo, caía lentamente en tus brazos hasta que de pronto saqué convicción de algún
lugar desconocido, te tomé por el brazo y te llevé hasta el living, me senté en
el sillón y te puse sobre mis rodillas. - Así que no me quieres contar por las
buenas, entonces será por las malas! - Le dí el primer azote entre sus nalgas,
no sonó muy fuerte pero impactó seco por lo que soltaste un pequeño alarido. No
entendías cómo habías pasado tan rápido de dominar a dominada. Sentía que te
excitaba la sensación. Así lo revelaban los quejidos que poco a poco salían de tus
labios a medida que intercalaba las nalgadas en ambos glúteos. Me detuve un
momento, acaricié tu espalda, suavemente hasta tu pelo, era suave y sedoso. De
un solo gesto levanté tu falda hasta la espalda, quedando revelado el misterio
de tu ropa íntima y tus ligas negras con diseño. Fue una postal maravillosa,
aun puedo ver esa combinación entre mis sueños. Tus nalgas comenzaban a tomar
un color rosado con tendencia a enrojecer. Acaricié tus nalgas, saqué mi cinturón
y volví a insistir que si no hablaba tendría que aumentar la intensidad del
castigo así como la elección del elemento a utilizar sería más severa. Lo
dudaste nuevamente, esperé en tu silencio para ver si soltabas alguna palabra y
para no faltar a la tónica de la noche llegó el primer correazo, no muy fuerte,
pero tampoco tan débil, tus quejidos aumentaban también de intensidad, cayeron
en muy poco rato cerca de 10 azotes que marcaban ligeramente tus nalgas,
procedí entonces a tomar tu calzoncito negro con trasparencia desde la base de
tu espalda y comencé a bajarlo lentamente. No opusiste resistencia, lo dejé
hasta un poco más arriba de tus rodillas, observé anonadado tus hermosas nalgas
castigadas, y las acaricié en toda su superficie comprobando que estabas muy
excitada. Era hora del jacuzzi, luego vino una de las noches más eróticas,
amorosas y apasionadas que recuerde. Eras realmente bella. Terminaste
confesando que conociste mi blog, por referencias de conocidos supiste que era
yo y decidiste que debía ser quien te diera el castigo que tanto habías
buscado, no te atreviste en las primeras citas, sabías que no te lo diría ni
insinuaría de no tener respuesta alguna de tu parte, simplemente sucedió y
volvió a suceder otras veces, ya tendremos tiempo de recordarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario