Las imágenes son claras en mi cabeza. A ratos no
necesito inspiración para escribir. Sé que no soy el mejor escritor pero
intento traspasar mis sentimientos, percepciones y emociones a través de estos
relatos. Qué lástima esconderse bajo nombres ficticios y páginas de internet
para expresar las fantasÃas más deseadas por nosotros mismos, pero gracias a
este medio puedo comunicarlo de la manera más real y fidedigna posible.
Fue un dÃa de locura, todo comenzó durante la
tarde, mientras estudiaba para una prueba que tenÃa en un rato más. Sonó el
celular, era mi mejor amigo de la universidad que venÃa saliendo de su propia
prueba. Le dije que me encontraba en la biblioteca y llegó en un par de
minutos. VenÃa con una sonrisa en la cara y con expresión de estar planeando
algo. -Ya deja de estudiar si escuché que va a estar fácil tu prueba- dijo como
para suavizar la propuesta que me traÃa. Yo siempre he sido un tipo
responsable, no importa si hay que quedarse hasta muy tarde trabajando, pero la
prioridad siempre es cumplir con un compromiso de trabajo. Enrique me dijo que
tenÃa una fiesta hoy con las alumnas de intercambio de la facultad entre las
cuales se encontraban las francesas, alemanas y norteamericanas, además de las
brasileras, uruguayas y colombianas. Como pocas veces ocurrÃa, lo miré cansado.
Mi expresión denotaba el estrés de toda la semana, pero contrario a las
expectativas le dije que lo acompañaba, aún debÃamos sumar un refuerzo más para
concretar el plan de conocer a las extranjeras elegidas.
Llamamos a Sehim, quien no destaca principalmente
por su fÃsico pero sà por una gran simpatÃa y buena llegada con los grupos
desconocidos. Matt era el encargado de la colombiana, quien nos habÃa
reconocido tenerle muchas ganas desde hace un tiempo y yo sólo querÃa quedarme
con Brasil. No entiendo bien la genética que tienen esos brasileros pero que
perfectos que son los traseros de esas chicas, no podÃa evitar mirárselo cada
vez que pasaba cerca mÃo.
Nos juntamos antes en la casa de Enrique a tomar
un poco de alcohol, tomamos un taxi y nos fuimos al lugar de la fiesta. No
habÃa mucha gente, parecÃa más una reunión de amigos que una fiesta, sólo habÃa
5 chicas y nosotros.
La dinámica fue sentarnos en una mesa, servirnos
alcohol y comenzar a jugar juegos de cartas que tenÃan como penitencia beber
luego de cometer alguna falta a las reglas. El objetivo del juego era que todos
bebieran la mayor cantidad posible de alcohol, lo que conseguimos rápidamente.
Ya con unos tragos encima, la dueña de casa fue a buscar el juego
"Twister"*, y el que se caÃa debÃa quitarse una prenda para poder
reingresar al juego. El que se retiraba antes de quitarse todas sus prendas,
recibirÃa una penitencia por parte del grupo que partÃa por quitarse la ropa
por lo que existÃan incentivos fuertes para no salirse del juego.
Como el juego era para 4, y la idea es que hubiera
dos hombres y dos mujeres, por lo que algunos integrantes quedaron sin jugar,
entre ellos yo y mi amiga brasilera, por lo que nos sentamos en el sofá del
living a conversar y conocernos. Realmente era una chica muy atractiva, morena,
pelo ondulado, con muy buenas proporciones y curvas, ojos verdes y estatura
sobre el promedio, pero si habÃa algún atributo que destacar por sobre el
resto, ese era su bien contorneado y marcado trasero. Me llamaba increÃblemente
la atención como ese trasero tan grande no desproporcionaba su menuda figura,
es más, lograban una combinación realmente preciosa.
Entre la conversación, se nos ocurrió apostar
quiénes serÃan los ganadores y perdedores del Twister. Le pareció divertido y
bajo la influencia del alcohol tal vez no podÃamos dimensionar las
consecuencias de la apuesta. Creamos una especie de "tabla de pagos"
que indicaba que pasarÃa con cada acierto y equivocación de los cuatro
personajes en cuestión. Los aciertos serÃan besos primero en la boca, luego en
la oreja, abdomen y finalmente en el sexo. Las equivocaciones serÃan una, venda
en los ojos, luego atar manos, luego pies y finalmente ser atado/a en un lugar
fijo (cama, reja, protección, mesa, silla, etc.) En el Twister estaba Enrique,
Matt, una francesa y la uruguaya.
Mi apuesta era que Matt, serÃa el primero en car
debido a su contextura más gruesa, la segunda serÃa la uruguaya que se
encontraba bastante bebida, tercero Enrique porque su única competencia hasta
ese entonces practicaba gimnasia artÃstica en la universidad y se encontraba en
mejor estado de alcohol que los demás. No le dije mis razones para que no me
copiara la apuesta, sino que sólo le entregué mi proyección. Ella por su parte
dijo que primero caerÃa Enrique a quien tildaba de "tieso", luego
Matt por ser tan "gordito", luego la uruguaya, que a esa altura
aumentaba considerablemente su estado de ebriedad, y finalmente la francesa
quien era su amiga.
Ya las apuestas estaban realizadas y el ganador
serÃa el que más aciertos tuviera. Por cada acierto se tendrÃa un premio a
elección del contrincante, y el ganador de la serie (el que tuviera más
aciertos) elegirÃa su propio premio por parte del otro. El perdedor, en este
caso deberÃa asumir una penitencia y deberÃa además quitarse una prenda por
cada equivocación cometida en el presagio, incluidos ambos.
Cerrada la apuesta nos dedicamos a observar como
ocurrÃan los resultados en la realidad. Las primeras 4 rondas transcurrieron
con normalidad, aunque ya empezaban a formarse las poses extrañas tÃpicas de
este juego. Quinta ronda, pie derecho amarillo, y el primer concursante en caer
es Matt. Desde ese mismo momento comenzaba a dibujarse una ligera sonrisa en mi
rostro, ya que de seguir con esa racha el premio podrÃa ser realmente suculento,
premio a elección, castigo a elección y prendas fuera. Una vez que Matt se
retiró de la alfombra, pasaron a la siguiente ronda, mano derecha, amarillo.
Para sorpresa de ambos, el segundo en caer fue Enrique, por lo que los dos
perdÃamos la apuesta. El panorama era muy interesante en ese entonces, las
posibilidades eran que si mi amiga acertaba la siguiente apuesta,
automáticamente acertaba la subsiguiente, ganando el juego, pero si ella
fallaba, perdÃa automáticamente. Su tercera apuesta era para la uruguaya,
recordando que sólo quedaban las mujeres en el juego. Esa noche la suerte
estuvo de mi lado y me regalo la posibilidad de que primero callera la francesa
y finalmente la uruguaya.
En resumen, yo habÃa ganado 1 y perdido 3, pero
ella habÃa perdido las 4 apuestas por lo que el panorama se le ponÃa un poco
desfavorable. DebÃa cumplir una penitencia determinada por mÃ, debÃa darme un
premio que yo eligiera y además debÃa vendarse los ojos y quedar atada a un
objeto. Para rematar sus desgracias, debÃa quitarse 7 prendas ya que entre los
dos habÃamos errado 7 de 8 apuestas. Su estado alcohólico le impedÃa
dimensionar todas las cosas que tenÃa que hacer pero la verdad yo ya imaginaba
cada paso del castigo y fantaseaba con las posibilidades.
Nos fuimos a una de las habitaciones y cerramos con pestillo, debido a
su estado no intentó siquiera reclamar, sólo se dejaba llevar y asumÃa
su responsabilidad. Paso uno, tomé una especie de velo negro que habÃa
en uno de los cajones y procedà a vendar sus ojos para que no pudiera
ver lo que iba sucediendo y que era parte de su castigo pre establecido.
SentÃa como se impacientaba y temblaba ligeramente. Paso dos, cobré el
premio por haber acertado la primera apuesta y la bese largamente, con
pasión y mucha excitación. Es un poco indescriptible relatar las cosas
que me pasaron cuando sentÃa el contacto con sus labios, sabÃa muy bien excitar por medio de sus besos.
La siguiente actividad fue su castigo, le comenté que serÃan 20 azotes con el cinturón, y que debÃa contarlos en voz alta uno a uno, al final de cada golpe debÃa decir "Gracias señor", lo que en su acento brasilero sonaba realmente excitante. Le pregunte antes de comenzar y luego de aprovechar de acariciar su trasero, si alguna vez habÃa recibido este tipo de penitencias o castigos, me dijo que nunca y que se encontraba un poco nerviosa. ya en esa situación comenzaba a disminuir el efecto del alcohol. Entre preguntas y respuestas, sin previo aviso, calló el primer azote. La encontré completamente desconcentrada y soltó un alarido con aires de grito que me hizo pensar que alguien podrÃa escucharnos. Me acerqué a la puerta y oà que la música estaba bastante fuerte como para que eso sucediera. Volvà a su trasero, acaricié sobre las ligeras marcas que aparecieron después del primer azote y le susurré al oÃdo que deberÃamos empezar de nuevo ya que no habÃa cumplido la orden post nalgada. Ahora sà empezaba a alegar que eso era injusto, que me estaba aprovechando de la situación y que ya no querÃa jugar más. Le pregunté si para ella esto era un juego, porque para mà era una penitencia que estaba pagando y que habÃa ganado justamente. Mientras detallaba los argumentos de su respuesta llegó el segundo golpe del cuero que la hizo saltar de la cama. Esperé un instante, seguà alegando contra mÃ, por lo que le recordé que nuevamente habÃa faltado a decir el número de la nalgada. Le dije que mientras menos caso hiciera más largo y dolorosa serÃa la penitencia.
*Twister es un juego donde 4 integrantes deben tocar una alfombra marcada con 4 colores diferentes con sus manos o pies, según lo indique una ruleta logrando tomar distintas posiciones y contorsiones. El objetivo de juego es no caerse o perder la última posición que asumes.
Luego de ese largo beso, procedà a elegir las 7
prendas que debÃa sacarse. Comencé por los zapatos (1), luego el delgado
chaleco que cubrÃa sus brazos y espalda (2), luego sus jeans (3), su polera
(4), sus panties (5) y en ese momento sólo vestÃa su pequeño tanga negro y su
sujetador. Decidà dejarle esas prendas para que no fuera todo tan repentino y
pasé a decirle que mi premio serÃa que me diera sexo oral hasta que yo le
indicara que se detuviera. Sin mayor protesta se arrodilló y comenzó a buscar
con sus manos el cierre de mi pantalón para bajarlo, acarició mi miembro por
fuera del pantalón, acercó su boca e intentó morder suavemente desde el
exterior. Bajó lentamente el cierre, luego el pantalón y jugó un rato entre mi
boxer y su boca y manos. Luego de unos minutos y sin previo aviso tomo con
ambas manos mi prenda y de un tirón la bajó hasta mis rodillas, me sorprendió
la expertiz con que realizó esta maniobra ya que sin perder el tiempo tenÃa
todo dentro de su boca, usaba muy bien su lengua, apretaba suavemente mis
testÃculos pasando de vez en cuando sus uñas como para causar cosquillas. Luego
de eso comenzó un juego de besos y masturbación intercalados que le venÃan muy
bien en su rol de "sumisa". Luego de unos largos minutos y de haber
experimentado muchas de sus técnicas, la tomé por el pelo y la dejé sobre la
cama, procedà a atar sus extremidades a cada extremo de la cama, ella estaba
boca abajo. Comencé por sus muñecas y antes de atar sus tobillos procedà a
quitarle de un sólo tirón su tanga negra dejando a mi disposición su trasero y
sexo. Tomé varios cojines y almohadas y los puse bajo su pelvis, logrando una
mejor vista y disposición de sus partes Ãntimas. terminé de atar sus tobillos y
contemplé por unos minutos la escena.
La siguiente actividad fue su castigo, le comenté que serÃan 20 azotes con el cinturón, y que debÃa contarlos en voz alta uno a uno, al final de cada golpe debÃa decir "Gracias señor", lo que en su acento brasilero sonaba realmente excitante. Le pregunte antes de comenzar y luego de aprovechar de acariciar su trasero, si alguna vez habÃa recibido este tipo de penitencias o castigos, me dijo que nunca y que se encontraba un poco nerviosa. ya en esa situación comenzaba a disminuir el efecto del alcohol. Entre preguntas y respuestas, sin previo aviso, calló el primer azote. La encontré completamente desconcentrada y soltó un alarido con aires de grito que me hizo pensar que alguien podrÃa escucharnos. Me acerqué a la puerta y oà que la música estaba bastante fuerte como para que eso sucediera. Volvà a su trasero, acaricié sobre las ligeras marcas que aparecieron después del primer azote y le susurré al oÃdo que deberÃamos empezar de nuevo ya que no habÃa cumplido la orden post nalgada. Ahora sà empezaba a alegar que eso era injusto, que me estaba aprovechando de la situación y que ya no querÃa jugar más. Le pregunté si para ella esto era un juego, porque para mà era una penitencia que estaba pagando y que habÃa ganado justamente. Mientras detallaba los argumentos de su respuesta llegó el segundo golpe del cuero que la hizo saltar de la cama. Esperé un instante, seguà alegando contra mÃ, por lo que le recordé que nuevamente habÃa faltado a decir el número de la nalgada. Le dije que mientras menos caso hiciera más largo y dolorosa serÃa la penitencia.
Esperé que se calmara y que disminuyera un poco
el picor del último impacto para continuar con su castigo que cada vez me
excitaba más al mismo tiempo que se enrojecÃan sus preciosas nalgas. los azotes
transcurrieron entre conversación, cariños esporádicos en las zonas afectadas y
sorpresa. A medida que transcurrÃan más azotes, los quejidos eran más altos en volumen
e intensidad, las lÃneas rojas de su trasero se marcaban más y mi mano
consolaba más su dolorido trasero, en la número 15 me detuve un instante para
chequear el estado de sus glúteos que se veÃan bastante damnificados, acaricié
lentamente sus nalgas subiendo por su espalda y llegando hasta su cuello y
pelo. Eso la excitaba ya que movÃa su cuerpo como pidiendo más acción. Volvà a
bajar mi mano lentamente repitiendo el recorrido a la inversa pero la última
estación esta vez no fue su trasero, ya que aún quedaba una estación un tanto
más lejos. al llegar se sobresaltó por un instante, pero no tanto como cuando
sintió primero mis dedos, y luego mis labios y lengua recorriendo aquella
escondida localidad en el centro de aquella gran región. El cinturón calló al
suelo, la liberé de manos y pies. Una vez libre dió media vuelta y comenzó una
desenfrenada noche de pasión, entre besos abrazos, mordidas y rasguños, le
susurré nuevamente al oÃdo que me debÃa 5 azotes aún, a lo que ella respondió
de manera sexy y provocadora que mejor los cobraba más tarde con intereses.
*Twister es un juego donde 4 integrantes deben tocar una alfombra marcada con 4 colores diferentes con sus manos o pies, según lo indique una ruleta logrando tomar distintas posiciones y contorsiones. El objetivo de juego es no caerse o perder la última posición que asumes.
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